viernes, 6 de febrero de 2015

Yoga dinámico 8 - Purvahastasana



Beneficios y propósito de esta postura de yoga

Purvahastasana es una postura de yoga restaurativa, en ella puedes intimar con tu espalda baja y clarificar la neutralidad de la curva lumbar.  Es una postura de yoga ideal para soltar las nalgas y con el tiempo liberar la tensión de la espalda baja.

Es el fundamento de todas las posturas fortalecedoras de la espalda que se practican boca abajo.

Como construir esta postura

Desde Satangasana, sin mover ni las manos ni las rodillas ven boca abajo, relajadamente, descendiendo lo más horizontal que puedas,  manteniendo las rodillas en contacto con el suelo y alargando la columna con suavidad.  Cuando estés abajo  las manos deberían haberte quedado como en la foto, las muñecas quedan justo por debajo de los codos y los antebrazos perpendiculares al suelo con los dedos apuntando hacia delante.  La cabeza centrada con la frente en el suelo.  Los empeines en contacto con el suelo.

Tienes que relajar por completo todo el cuerpo pero mantener un suave ensanchamiento de las palmas de las manos y un suave alargamiento de los dedos hacia fuera de las palmas, para estabilizar su contacto con el suelo.

Sigue estas publicaciones e irás descubriendo el apasionante mundo del trabajo corporal a través de Yoga Dinámico.  Aunque un profesor experimentado en este método es siempre necesario para que realice las correcciones pertinentes.

En la próxima publicación te daremos detalles sobre purvangulola, una mini-secuencia que combina hastabalasana,  satangasana y purvahastasana con la respiración.

Si todavia no has leído las publicaciones anteriores mejor que empieces por el principio pulsando aquí.


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jueves, 5 de febrero de 2015

La vacuidad de las emociones




Nada es tal y como se nos aparece, que no vemos la realidad tal como es. Lo que vemos ahí a fuera depende de la mente, de sus estados. 

Tanto el apego como el odio son vacíos en sí mismos porque al mirarlos directamente, al investigarlos o hacernos íntimos con ellos no los encontramos. Al igual que no encontramos el cuerpo, la mente o el yo,  cuando miramos hacia nuestro odio tampoco lo encontramos,  se desvanece como un fantasma.

Mirar el enfado hasta sus últimas consecuencias, hace que la ilusión que es se revele y desaparezca en la vacuidad que se ha creado.  Es como un arco-iris, cuando nos acercamos desaparece y únicamente encontramos su vacuidad.

El problema es que creemos en la solidez de nuestras perturbaciones mentales.

Tenemos que aprender a ver claramente que la felicidad o el sufrimiento solo pueden venir de la mente.



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