sábado, 25 de mayo de 2019

Adictos a la relajación - Práctica 2 -



Cuando te hayas familiarizado con la práctica 1 puedes continuar profundizando en la relajación específica de las partes del cuerpo. Para que se relajen no es necesario más que sentir y permitir que la luz de tu conciencia acaricie cada parte. Con la práctica diaria memorizarás fácilmente el orden  en que tienes que ir sintiéndolas   Empieza acostándote sobre la espalda.   Alarga la columna desde el sacro a la base del cráneo de manera que la parte inferior posterior de la caja torácica (costillas inferiores)  esté en contacto con el suelo.  Siente como en esta posición el vientre se alarga y se vacía.  Los brazos a los lados del cuerpo sin que estén pegados a él y tampoco demasiado alejados. Cuando los colocas a la distancia correcta sentirás que los hombros y axilas están felices, sin rastro de tensión. Separa ligeramente los pies y suaviza los tobillos dejando que las puntas de los pies caigan a los lados.  Siente la totalidad del cuerpo.  Siente las sensaciones que la respiración genera en la zona diafragmática y abdomen.  Siente el vientre hundirse hacia la columna al exhalar y separarse de la columna al inhalar.  Siente su movimiento tan claramente como puedas.  Permite que la respiración sea tan natural y espontánea como sea posible sin intentar hacer nada con ella, solamente sentirla. Permite que sea ella la que te respire.  Permanece consciente del fluir libre de la respiración durante unos minutos al mismo tiempo que de la sensación global del cuerpo.  Invita a que cualquier tensión residual se diluya a la luz de tu sentir....


Lleva tu atención al pulgar derecho y sucesivamente al resto de los dedos hasta el meñique de la mano derecha.  Siente la palma de la mano, el dorso, la muñeca, el antebrazo, el codo, el brazo, el hombro, la axila derecha, el costado derecho, la cadera derecha, el muslo derecho, rodilla, pantorrilla, tobillo, talón, planta del pie, empeine, dedo gordo, segundo dedo, tercer dedo, cuarto dedo, quinto dedo del pie derecho. Luego lo mismo del otro lado empezando por el pulgar de la mano izquierda y acabando por el dedo pequeño del pie izquierdo. Cuando acabes los dos lados del cuerpo siente la parte de atrás de las piernas, siente los glúteos, la espalda, la nuca, el cuero cabelludo desde la nuca a la frente, siente la frente, las cejas, los ojos, la fosa nasal derecha, la fosa nasal izquierda, mejilla derecha, mejilla izquierda, oido derecho, oido izquierdo, la boca, la mandíbula, el cuello, la clavícula derecha, la clavícula izquierda, el pecho derecho, el pecho izquierdo, el vientre, el bajo vientre la cadera, la pierna derecha, la pierna izquierda, el pie derecho, el pie izquierdo.  Siente todo el cuerpo al mismo tiempo. Todo el cuerpo...

Permanece acostad@ sobre la espalda disfrutando de las sensaciones.  Permanece tan relajad@ como sea posible y reconoce las imágenes que vayan surgiendo en la pantalla mental, frente a tus ojos cerrados...  No hagas nada tan solo disfruta de  este delicado y sutil estado entre la vigilia y el sueño...

Cuando lo vayas sintiendo ve saliendo de este estado, dejando que la punta de la nariz caiga a los lados, sin empujar la cabeza, solamente déjala rodar con el mínimo esfuerzo posible a un lado y al otro. Deja que las manos y los pies poco a poco se vaya activando y ves haciendo los movimientos que sientas adecuados para volver a la normalidad.

Si practicas con regularidad te convertirás en un adicto a la relajación!...





martes, 21 de mayo de 2019

Adictos a la relajación - Practica 1 -






Savasana significa la postura del cuerpo muerto.  Acuéstate sobre la espalda.  Alarga la columna desde el sacro a la base del cráneo de manera que la parte inferior posterior de la caja torácica (costillas inferiores)  esté en contacto con el suelo.  Siente como en esta posición el vientre se alarga y se vacía.  Los brazos a los lados del cuerpo sin que estén pegados a él y tampoco demasiado alejados. Cuando los colocas a la distancia correcta sentirás que los hombros y axilas están felices, sin rastro de tensión. Separa ligeramente los pies y suaviza los tobillos dejando que las puntas de los pies caigan a los lados.  Siente la totalidad del cuerpo.  Siente las sensaciones que la respiración genera en la zona diafragmática y abdomen.  Siente el vientre hundirse hacia la columna al exhalar y separarse de la columna al inhalar.  Siente su movimiento tan claramente como puedas.  Permite que la respiración sea tan natural y espontánea como sea posible sin intentar hacer nada con ella, solamente sentirla. Permite que sea ella la que te respire.  Permanece consciente del fluir libre de la respiración durante unos minutos al mismo tiempo que de la sensación global del cuerpo.  Invita a que cualquier tensión residual se diluya a la luz de tu sentir.

Recuerdo que cuando me inicié en el Hatha Yoga, estaba pasando una época de mucho estrés en mi vida. Cuando saboree la primera relajación me volví un adicto.  Aquellos 15 minutos de relax al final de la práctica de ásanas me parecían el paraíso... 

Date permiso cada día para regalarte unos minutos de placer con esta práctica. Cuando lo pruebes se convertirá en una sana adicción generando una sanación profunda del cuerpo, la mente y el alma.  



                                                                                                                             Sol