La versión clásica de los niyamas
que se nos ha dado a conocer es que son
cinco cualidades positivas que debemos fomentar y que, al igual que los
yamas, apuntan a la destrucción de
nuestra naturaleza más burda. En este
sentido, saucha se traduce como
purificación de nuestra mente, santosha
como permanecer ecuánime en todas las circunstancias, tapas como autodiscipliana, swadyaya como la auto-indagación personal
para descubrir quien realmente soy, e
Ishvara Pranidhana que hace referencia a
la entrega de uno mismo al poder que subyace detrás de todo.
No cabe duda de que a medida que vamos entrenándonos en dar
la mejor versión de nosotros mismos, el mundo que habitamos se convierte en un
mundo más armónico, ya que lo externo no es más que un reflejo de lo interno.
Como seres energéticos que somos,
constituidos por más cuerpos sutiles que materiales, necesitamos de energía
cada vez más refinada para alimentarlos y ayudarlos a que se vuelvan
operativos. A medida que esto sucede, la
conciencia que los habita se vuelve lúcida y deja de identificarse únicamente
con la pequeñez del cuerpo físico para
hacerlo con todas las capas el Ser y finalmente con la fuente misma.
En este sentido, las cualidades a
las que apuntan los niyamas aumentan nuestra carga energética, devuelven la
operatividad de nuestros cuerpos sutiles y expanden nuestra consciencia.
Es importante entender que al
drenar la energía con actitudes y emociones negativas se reducen las
posibilidades de ampliar nuestra percepción más allá del mundo conocido o Maya
para los antiguos yoguis, reduciéndose nuestras posibilidades de salir de la Mátrix.
Sol 07/2021