sábado, 28 de diciembre de 2019

La mentira del ego y nuestra verdadera Identidad



"Mientras no desenmascaremos al ego, éste seguirá engatusándonos como un político deshonesto que no cesa de hacer falsas promesas, como un abogado que inventa constantemente justificaciones y mentiras ingeniosas, o como un presentador de televisión que habla sin parar, produciendo una corriente constante de cháchara amable y hueca mente convincente, que en realidad no quiere decir nada.

Vidas enteras de ignorancia nos han llevado a identificar la totalidad de nuestro ser con el ego.  Su mayor triunfo es persuadirnos para que creamos que sus intereses y conveniencias son os nuestros, e incluso para que identifiquemos nuestra supervivencia con la suya.  La ironía es feroz, si consideramos que es precisamente el ego y su aferramiento lo que se halla en la raíz de todo nuestro sufrimiento.   Sin embargo, el ego es tan convincente, y hace tanto tiempo que nos tiene engañados, que la sola idea de vivir sin él nos aterroriza.  Carecer de ego, nos susurra, es perderse la intensa aventura de ser humano, verse reducido a un robot insípido o un vegetal sin cerebro.

El ego se aprovecha con gran maestría de nuestro miedo fundamental de perder el control y a lo desconocido.  Así podemos decirnos:  " verdaderamente, tendría que renunciar al ego, me hace sufrir muchísimo; pero entonces ¿ qué va a ser de mi?".

Y el ego argumenta persuasivamente: "ya se que a veces soy un estrobo, y creeme que comprendo que quieras prescindir de mi.  Pero ¿De veras lo quieres?  Piénsalo bien; si me voy, ¿qué va a ser de ti? ¿quien se ocupará de ti? ¿quién te cuidará y te protegerá como lo he hecho yo todos estos años?"

Aunque fuéramos capaces de advertir las mentiras del ego, nos asusta demasiado abandonarlo.  Sin un verdadero conocimiento de la naturaleza de nuestra mente, de nuestra verdadera identidad, no tenemos otra alternativa.  Una y otra vez nos rendimos a sus exigencias con la misma tristeza y repugnancia con que el alcohólico acude a la bebida y que sabe que lo está destruyendo, o el drogadicto a la droga que, tras un breve rato de euforia, lo dejará rendido y desesperado."


"Libro tibetano de la vida y la muerte"  
Sogyal Rimpoché