jueves, 11 de agosto de 2022

EL GOZOSO PODER DE LA CONCENTRACIÓN



Cuando te hayas familiarizado con el objeto de meditación habrás encontrado el objeto de meditación. Si es el cuerpo, o una parte del cuerpo, tendrás que sentir y reconocer esta parte del cuerpo. Eso es encontrar el objeto de meditación.  Una vez lo has logrado, debes sostener este objeto con comodidad, sin aflojarlo ni apretarlo demasiado. Cuando puedas enfocar tu atención de manera clara, directa y continua sobre el objeto, habrás logrado la primera permanencia mental. Tienes que continuar practicando de este modo, y cuando logres sostener el objeto con continuidad durante cinco minutos, habrás alcanzado la segunda de las nueve permanencias mentales.

Al principio de tu práctica habrá un mínimo esfuerzo que será necesario para alcanzar estos dos niveles de manera correcta.  Estos dos niveles son el fundamento para acceder a los niveles restantes.

Las nueve permanencias mentales o niveles de concentración.


  1. Emplazamiento de la mente.
Como ya se ha mencionado, el nivel de concentración denominado emplazamiento de la mente consiste en encontrar el objeto de meditación y enfocar la mente en él, aunque no puedas mantenerlo durante mucho tiempo.  Esta etapa inicial se alcanza como resultado de investigar y comprender el objeto de concentración y leer estas instrucciones.  En este nivel, debes reconocer la multitud de pensamientos conceptuales que aparecen en tu  mente, a lo que llamamos habilidad de la mente para imaginar.  Dentro de esta habilidad  se incluye, anticipar, recordar, analizar, controlar, esperanzarse, fantasear…  Debes abandonar esta habilidad por la de únicamente reconocer lo que está sucediendo momento a momento.

  1. Emplazamiento continúo.
Si sigues familiarizándote con la práctica de la primera permanencia mental, alcanzarás la segunda.  Cuando puedas mantener el objeto durante unos cinco minutos, lo habrás conseguido.  En esta etapa se pacificarán  algunas perturbaciones mentales, y otras, cuando surjan, no serán tan activas y parecerá como si se fueran a desvanecer.

El practicante que ha alcanzado estas dos permanencias mentales todavía tiene más distracciones que poder de concentración, por  lo que  deberá usar un mínimo de esfuerzo para reconocerlas y dejarlas ir. 

  1. Reemplazamiento
En la segunda permanencia mental, cuando pierdes el objeto, no puedes recuperarlo de inmediato. Sin embargo, en la tercera etapa, cuando la mente se distrae, eres capaz de recuperar enseguida el objeto.  En esta etapa y en la cuarta ya empieza a instalarse una fuerte retentiva o memoria del objeto.

  1. Emplazamiento cercano
Cuando   alcances la cuarta permanencia mental, tu  retentiva será tan poderosa que durante toda la sesión de meditación no olvidarás el objeto.  En este nivel de concentración completas el poder de tu  retentiva.

  1. Control
En la cuarta permanencia mental, el poder de tu retentiva puede causar que la mente se absorba demasiado y corres el riesgo de experimentar  hundimiento mental.  Por lo tanto, en la quinta etapa deberás aprender a reconocerlo.  Solo con reconocerlo, la mente empezará a salir del hundimiento.  En este nivel de concentración no hay peligro de experimentar el hundimiento mental burdo (dormirse).

  1. Pacificación
En la etapa anterior, si elevas demasiado tu mente, aplicando demasiada concentración o reconocimiento, corres el riesgo de experimentar lo contrario,  la excitación mental sutil.  No obstante, puedes contrarrestarla, reconociéndolo.  En esta última etapa ni el hundimiento mental burdo ni el sutil perturbarán tu mente mientras está concentrada en el objeto de meditación.

  
  1. Pacificación completa
Debido a has perfeccionado los poderes de la retentiva y el reconocimiento de lo que está sucediendo, tu mente habrá logrado un estado de equilibrio.  No estará ni demasiado elevada como resultado de contrarrestar el hundimiento mental ni demasiado absorta como resultado de contrarrestar la excitación mental.  Habrá una profunda atención en lo que está sucediendo pero una completa despreocupación o relajación por lo que está sucediendo. Aunque ya no corres el riesgo encontrarte con estos dos obstáculos, todavía es posible que generes hundimiento mental o excitación sutiles.  No obstante, puedes contrarrestar estos obstáculos sutiles reconociéndolos.

A partir de la tercera permanencia mental adquirirás una poderosa concentración, pero hasta la séptima todavía experimentarás hundimiento y excitación mentales.  Por este motivo, la clase de atención que estás usando se denomina atención interrumpida.  Como se expone en el apartado siguiente, es muy importante que sepas reconocer las formas burdas y sutiles de hundimiento y excitación mentales.  El hecho de reconocerlas ya las está corrigiendo. 


  1. Convergencia
En esta etapa, con poco esfuerzo podrás mantener la concentración en el objeto durante toda la sesión de meditación, sin peligro de experimentar hundimiento o excitación mentales.  La concentración que has alcanzado se denomina convergencia de la mente y, debido a que puedes permanecer enfocado en el objeto sin vacilaciones, tu atención es ininterrumpida.

  1. Emplazamiento estabilizado
En los niveles de concentración anteriores hay cierto esfuerzo para emplazar la mente en el objeto de meditación.  No obstante, en esta última etapa ya no hay esfuerzo por lo que podrás mantener la mente enfocada en su objeto durante tanto tiempo como desees.  En este nivel de concentración hay una familiaridad tan completa con el objeto de meditación que la  atención sucede como algo espontáneo. 

En esta permanencia, durante el tiempo de la meditación, todos los problemas, obstáculos y somnolencia desaparecerán.  Alcanzarás un estado continuo de flexibilidad mental en el que tu cuerpo se llenará de energía beneficiosa.  Esta energía eliminará los obstáculos físicos y la sensación de pesadez e incomodidad que nos impiden practicar de manera continua.  Como resultado, alcanzarás una gran flexibilidad física y tu cuerpo se sentirá ligero, como si fuera de algodón.  Esto te conducirá al logro de un gran gozo físico y adquirirás la habilidad de no percibir, durante la sesión de  meditación otro objeto que no sea el que hayas elegido.  Sentirás como si tu cuerpo se hubiera disuelto por completo en el objeto de meditación.

Cuando sientas que tu cuerpo se disuelve de este modo, alcanzarás una gran flexibilidad mental.  En este momento, debido a la intensidad de tu gozo, parecerá como si fueras a perder el objeto de meditación.  En tu primera experiencia de este gozo especial,   aumentará la vibración de tu mente y sentirás como si no pudieras mantener la mente enfocada en su objeto.  Como resultado, tu sensación de gozo disminuirá un poco, pero esto no es un defecto, puesto que a continuación experimentaásr el gozo inmutable de la concentración, denominado flexibilidad inmutable.  Cuando sientas esta flexibilidad mental, alcanzarás el estado de la permanencia apacible o SAMADHI.


Poder del esfuerzo:  Surge de la aspiración y nos anima a esforzarnos con entusiasmo y perseverancia por alcanzar la permanencia apacible.  Es la apasionada auto-indagación que surge de nuestro interés por la práctica porque sentimos y creemos que lo que estamos haciendo tendrá un beneficio para nosotros.  Sin esta confianza, al principio es difícil mantenernos en el camino.

Poder de la retentiva:  Es el factor mental que impide que la mente se olvide de su objeto de meditación y le permite sostenerlo de manera continua .  Es el oponente contra el obstáculo de olvidar las instrucciones sobre el objeto de concentración y perderlo.  Es un tipo de memoria.

Poder de la vigilancia mental:  Es un aspecto de la conciencia que actúa como un espía observando la mente para comprobar si surgen obstáculos para la concentración.  Elimina el hundimiento y la excitación mentales al reconocer estos obstáculos en cuanto aparecen.  La habilidad de la mente por reconocer lo que está sucediendo.
  
Deberás utilizar la vigilancia con destreza. La vigilancia mental es la habilidad de la mente por reconocer lo que está sucediendo. Si no la aplicas nunca, no podrás reconocer los obstáculos (la habilidad de la mente para imaginar) que interrumpen tu  concentración. Pero si la usas con demasiada fuerza o prolongada en el tiempo, interferirá también en tu concentración y no te permitirá acceder al gozo de la práctica.  Por ejemplo, si andas por un camino con alguien que sospechas que desea matarte, pondrás parte de tu atención en el camino y la otra parte en tu posible enemigo.   De igual manera, cuando practiques la meditación, tu mente estará en el objeto de meditación, pero una parte de ella estará usando su habilidad para reconocer y así detectar la presencia de los obstáculos de la excitación y  hundimientos mentales, la habilidad de la mente para imaginar o tensiones en el cuerpo.  Si confías en la inteligencia de tu cuerpo, mente y conciencia, únicamente reconocer lo que está sucediendo provocará los cambios que tengan que suceder.  Por ejemplo.  Si reconoces una tensión en tu cuello y la sientes, la inteligencia de tu cuerpo apoyada por la inteligencia de tu mente, posiblemente hará lo que tenga que hacer para que se suavice, aunque no lo consiga.